Los alumnos aprenden el alfabeto dactilológico y las primeras nociones en un aula del Hotel d’Entitats. - J.C.
Christel Torres tiene 23 años y ha cursado periodismo. «¿Por qué aprender el lengua de signos? Porque siempre es una motivación conocer nuevas formas de comunicación y quién dice que no me puede ayudar en el futuro dentro de mi profesión», se justifica. Esta joven salouense es uno de los 22 alumnos del curso de introducción al lengua de los signos catalán (LSC) que organiza desde principios de mes la Asociació de Persones Sordes de Tarragona i Comarques –Asotarco–.
Aunque existe la idea equivocada de que el lenguaje de sordos es común en todo el mundo, Glòria, desmiente esta idea preconcebida: «El lenguaje de los sordos no es universal. Cada país tiene sus gestos para expresarse. Por ello, hay muchos sordos inmigrantes que vienen a aprenderlo junto a otras personas que no tienen esta deficiencia auditiva», explica.
Este curso, que se realiza por primera vez en Tarragona, tiene un total de 40 horas y concluirá antes de
las fiestas navideñas. La idea de Asotarco es hacer otras dos ediciones de este curso introductorio para que en septiembre de 2012 «podamos iniciar un curso ordinario que complemente esta introducción», apunta la presidenta, Judith Ciurana.
La idea de la entidad tarraconense, con tres años de vida, es poder dar clases de forma programada y enseñar a personas de aquí el lenguaje de signos catalán. Hasta la fecha, esta posibilidad estaba vetada por las leyes. «Judith Ciurana ha tenido que sacarse el título oficial y ahora puede dar estas clases», explica Glòria, quien añade que «en Cataluña, además del título, sólo puede dar esta formación una persona sorda, los que conocemos el lenguaje y no somos sordos no podemos ejercerlo», concluye.
Trabajo, curiosidad o necesidad
La gran mayoría de los 22 alumnos que cursan esta primera edición del curso introductorio lo hacen por trabajo, ya que han cursado educación social y las prácticas con ciertos colectivos les empujan a ampliar horizontes de comunicación. Sería el caso de Gemma, quien explica que está en este curso «para poder comunicarnos mejor con gente sorda que conocemos».
El caso de Christel o Roser Cerdà, técnica de Polítiques d’Igualtat de l’Ajuntament de Tarragona, es diferente. Ellas quieren ampliar conocimientos «y también es una forma de superar barreras con este colectivo», explica Roser.
¿Cómo hablar a un sordo?
El curso, además de explicar el abecedario y los signos más habituales para comunicarse en Cataluña, también pretende integrar a este colectivo a la sociedad actual. Por ello, en el programa se explica cómo hablarle a un sordo: lo primero es alertarle de que quieres comunicarte con él tocándole el hombro, moverle la mano en su campo visual... Y luego evitando gestualizar o poner las manos delante de la boca y sin fumar o comer chicle que provoquen confusión. Muchos de los sordos aprenden a leer los labios, por lo que el entendimiento entre dos personas está garantizado.
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